Hahnemann (1755 – 1843), fue el padre de la homeopatía con su principio: “Simila similibus curantur”.
Hahnemann fue médico, químico y toxicólogo, dejó de ejercer la medicina viendo que en muchos casos en lugar de curar al paciente, lo que le provocaba era todo lo contrario, un sufrimiento innecesario que en muchas veces en lugar de sanarlo le provocaban la muerte. Así que con 40 años abandonó la profesión médica tras haber confesado públicamente su impotencia terapéutica.
Hahnemann hizo la siguiente declaración:
La medicina se ha transformado en una miserable forma de ganarse el pan, en un degradante comercio de prescripciones, en una vil ocupación donde los charlatanes hacen al lado a los verdaderos discípulos de Hipócrates.
Así que habiendo dejado su profesión médica, se dedicó a la traducción para obtener ingresos, y en la traducción de la Materia Médica de Cullen, vio que la quina tenía resultados paradojales en función de las dosis empleadas.
Empezó a tomar quina y observó que la quina que se utiliza para la destrucción de la fiebre, provocaba en un sujeto sano las apariencias de la fiebre. A través de esta experiencia creó lo que posteriormente se denominaría, el principio de la Ley de Similitud, y con ella nació la homeopatía.
La homeopatía, actualmente muy criticada pero con resultados obvios desde el S.XVIII, utiliza aquellas sustancias capaces de hacer cesar la enfermedad por su analogía con ella, “simila similius curantur”, dando dosis débiles sin causar dolor ni debilitar al paciente.
Hahnemann también observó como la medicina alopática no tenía en cuenta muchas veces el efecto secundario de la medicación, ocasionando en algunos casos una enfermedad peor.
De esta forma, muchas veces las enfermedades crónicas eran ocasionadas por el uso prolongado de medicamentos a dosis que iban incrementando de sustancias como el mercurio, nitrato de plata, yodo, opio, quina, digital, azufre, purgantes, sangrías.... Que lo único que hacían era debilitar, si cabe aún más, al paciente, alterando el ritmo normal de su organismo, que se veía obligado a modificar su estructura intentando preservar su vida de la destrucción ocasionada por su tratamiento.
En cambio la homeopatía, tal como decía Hahhnemann:
Extingue la enfermedad natural sin debilitar, ni atormentar, y recobrando las fuerzas a medida que aparece la mejora.
Mientras que la alopatía se basa, entre otras cosas, en la teoría “contraria contraris curantur”.
Fue en el año 1810 cuando Hahnemann acuñó la expresión “homeopatia".
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